miércoles, 6 de enero de 2010

Lluvia en la ciudad


Los paraguas casi protagonistas, son como la piel de un monstruo que los cubre e iguala a todos y hacen que la ciudad se vea enigmática y misteriosa. Quizás estamos observando la escena desde la vidriera de un pequeño café y, como al descuido, nos esforzamos de ver individualmente a cada uno de los transeúntes, tratamos de sacarlos de la masa amorfa que se desliza y pensar en ellos como individuos con sueños, alegrías o tristezas, desiluciones, fatigas. Parece imposible, la ciudad los ha devorado, los arrastra con las urgencias sin razón, los ha encorvado …. Sin embargo, no todo está perdido, sobre las paredes de los edificios se vislumbra la claridad del sol que nos dice que la tormenta esta pasando, los paraguas se cerrarán y casi todos, o al menos uno, volverá a reir y tener esperanza.

2 comentarios:

  1. ME ENCANTA !!! TE FELICITO .
    MIRIAM

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  2. Beatriz, ésta obra es magnífica... me hace pensar, tu frase "son como la piel de un monstruo que los cubre e iguala a todos", a los paraguas como el sistema mismo... que cubre maliciosamente al "hombre", que cree que no se moja, que cree esquivar el agua pura que del cielo el SIN sistema REGALA. un beso! realmente me interesa esta obra. Daniela

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